por llenarme de vida,
y también por enseñarme a vivir.
La vida es una muralla
muy larga por andar
un constante aprendizaje
que nunca se acabará.
Gracias por existir
porque cambiaste mi vida,
me cambiaste a mí,
y muchas lecciones te las debo a ti.
Te debo, poder reír
hoy, porque cuando me encontraste no podía,
yo era un pájaro herido,
y tú me diste cobijo.
Te tengo un cariño simpático y especial,
que no quiero que se marchite jamás.
Por eso déjame decirte,
lo orgullosa que estoy de tener una amiga así,
no me avergüenzo de nada,
pues tú has cambiado mi porvenir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario