Calles cuesta arriba y cuesta abajo, de piedras y llenas de originalidad.
Es como un mundo paralelo al que ir cuando eres bienvenido.
Un horizonte azul que te espera. Ese mar, que te hace pensar en que todo es un mundo.
Que me hace pensar en los que se esconden entre los numerosos colores de mis ojos.
Port de la Selva y otro recuerdo que guardar en el baúl de la vida (ese que nunca cerraré).
El mar tiene la capacidad de devolvernos la calma aunque las olas choquen fuertes contra las rocas.
ResponderEliminarNo me gusta el sol, me agobia, y sin embargo siempre me encandila el mar...quizá sea por su inmensidad. Que siempre nos pone los pies en la tierra mostrándonos lo pequeñitos que podemos llegar a ser.
Un abrazo gigante Adriana, y sigue llenando ese baúl y regalándonos fragmentos de tus poesías. Gracias por pasarte por Deshojando...
Rebeca.