sábado, 8 de septiembre de 2012

Dirección a la vida.

Mares perdidos, océanos guardados en maletas que nunca abrió. Un corazón desbordado de pasión a bordo de un barco sin destino. Media sonrisa al conductor. El pañuelo baila con el viento. Nubes, perfectas, pequeñas y difuminadas en un cielo increíblemente azul. El mar en calma, sus ojos verdes parados en una cordillera pensando como pasa el tiempo y sonriendo por los bellos momentos que le regala. Con fuerza y dedicación, navegando hacia delante con la vida a cuestas, que a veces parace una ligera pluma y otra una pesada piedra, pero que al fin y al cabo es su vida, y por ella luchará hasta que le cedan las piernas.

- El viaje continúa, caballero. - y este sigue con las manos en el timón, mientras ella se gira, dejando que el sol el contornee el perfil.

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