Las palabras.

La rabia consume las sonrisas, la impotencia la esperanza, todo se me consume entre las venas. Las ganas de escribir, también. A ratos sin ganas de nada escribiendo lógica en folios cuadriculados, conjugando verbos en francés. Haciendo de lo que hago mejor de lo que podría hacerlo... Esforzandome, cuan pocos reconocen el esfuerzo que se remueve en mi estómago. El dolor que estalla como cual ola en mi interior, la tristeza que anuncían mis ojos apagados a ratos.
Todo son palabras, todo. Las amo y las odio, las busco y las pierdo, las acaricio y las empujo. Qué dolor de un mundo de palabras, de un mundo en el que hasta las miradas describen sentimientos con nombre propio.Qué desgarrador el hecho de ser palabras y nada más, que vueltas nos da la vida con ellas.
Ellas lo son todo para mí, y yo no soy nadie sin ellas.
Pero a veces me consumo cómo el tiempo escurrido entre mis manos al escribir estas líneas.
Las palabras son mi enigma, las palabras son mi razón en días desorientados. Y las palabras son también las que me dan la mano. Las palabras, las mejores, pero tammbién las peores, componen las vidas de todo ser humano. Es así.