miércoles, 11 de julio de 2012

Observadora, eternamente.




Soy, he sido y seré observadora como la que más. Fijarme en general y detalle por detalle, pero eternamente fijarme en todo lo que veo y me rodea, en lo que oigo y toco, en lo que hago y siento. En todo. Seré observadora hasta que mis manos pausen el movimiento que le da vida a mi cuerpo, hasta que no ande, hasta que no esté aquí.
Ser observadora es más que un regalo, una forma de vida. Una forma de recordar todo aquello que después no se volverá a tener, aquello que no se repite. Una forma de vivir las cosas nuevas y grabarlas con buena letra en la memoria.

Una forma de amar, de ser, de sonreír, de mirar. Una forma única, de cada uno, pero en este caso, mía.
Mi ser concentrado en la observación, eternamente.

La observación conduce el hilo de mi imaginación, de los mundos paralelos y fantásticos que me inspiran: creados desde las figuras del mundo real que observo a cada paso.

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